Como
todos, o casi todos sabréis, la enfermera española víctima del
virus del ébola, Teresa Romero, ya se recuperó hace un par de meses
después de casi dos meses de lucha contra la enfermedad.
Este
tipo de noticias son las que realmente nos hacen sentir fuertes,
¿verdad? Saber que una persona que ha padecido uno de los virus
actualmente más mortífero, ha vencido una lucha tan difícil, nos
hace ver que nuestros problemas son minúsculos, que somos mucho más
fuertes que ellos. Son los tipos de noticias que muchos usamos como
ejemplo de superación.
Todos
alguna vez nos hemos sentido débiles. Todos hemos dicho “No puedo
más”. Todos tenemos nuestras inseguridades, nuestros defectos.
Todos alguna vez hemos sentido miedo. Todos hemos llorado, gritado,
huido. Porque somos humanos.
Muchas
veces nos sentimos inútiles, inservibles para los de nuestro
alrededor. Queremos huir, dejar atrás los problemas, borrar el
pasado con sólo pulsar un botón. Entonces comenzamos a llorar.
Siempre he creído que llorar no era malo. Es sólo una acción
humana, como lo es reír, y es como si el dolor acumulado saliera en
forma de lágrima. Por eso es bueno llorar, para sacarlo todo. Para
purificarte.
Lo
único que quiero decir es que todos pasamos por situaciones
difíciles, y sé que muchas veces es difícil seguir adelante,
rodear el pozo en vez de tirarte a él pensando que no hay otra
solución, pero si he aprendido algo verdaderamente útil a lo largo
de mi vida, es que si quieres, puedes.
No
se trata de desear algo y esperar a que mágicamente suceda, si no de
levantarte del sofá y esforzarte al máximo día a día para
conseguir tus metas, ya sea superar una enfermedad, una situación o
un propósito para el futuro.
Yo
misma soy mi mayor ejemplo de superación.
Hace
un año le pregunté a mi madre si podía ir a un concierto, y ella
me dijo que no. Puede que parezca una tontería, pero había estado
esperando dos años para poder ir a ese concierto, y toda la ilusión
y la fe que tenía puesta en que dijera que sí se estrellaron contra
el suelo. Lloré, pataleé, pero no me di por vencida. Desde ese
momento, estuve nueve meses ahorrando dinero, trabajando duro para
ganármelo e intentando hablar con mi madre sobre ello. Sí, al final
lo conseguí. Fui al concierto, pero puedo asegurar que si me hubiera
quedado sentada de brazos cruzados y llorando esperando a que me
lloviesen las entradas del cielo, ¿creéis que lo hubiera
conseguido?
Sé
que es sólo un estúpido ejemplo, pero para mí ha significado mucho
pues me ha ayudado a trabajar en mis metas, a ponerme en pie y
construir mi propio futuro.
Me
llamó mucho la atención algo que dijo John Lennon una vez:
“Cuando
era pequeño, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la
vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron que quería ser yo
cuando fuera grande y les respondí que quería ser feliz. Me dijeron
que no entendía la pregunta y yo les respondí que eran ellos los
que no entendían la vida.”
Oíd
todos a este genio, porque lo que dijo es una de las mayores
verdaderas del mundo.
No
hemos nacido para ser profesores, ni médicos, ni astronautas. Hemos
nacido para ser felices. Hemos nacido para descubrir qué es la
felicidad a través de la vida, pero también qué es la vida a
través de la felicidad.
Así
que levántate, sécate las lágrimas y afronta los problemas que la
vida te pondrá por delante. Porque como se suele decir, la vida son
dos días y uno llueve.
Link de la noticia: http://www.animalpolitico.com/2014/10/enfermera-espanola-se-cura-del-ebola/
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